Bed of roses

(Abril 2003, MDQ, 6ºC)

Esa noche nos habíamos divertido mucho. Llegamos a casa a las seis de la mañana, tomamos unos mates y nos sacamos la ropa (que obviamente tenía impregnada la clásica fragancia: cerveza/pucho/pibes). Nos reímos comiendo galletitas con paté y sacándonos fotos. Una de nosotras tenía un evidente estado alcoholizado mayor que el del resto, se puso el jogging arriba de las botas, rompió el elástico de la cintura y gritaba que quería yoghurt mientras le dábamos el premio al "Estómago del año" por haberse comido a un cachetón ilegal. El premio era una varilla de madera peluda que yo misma había tomado prestada de la ventana del baño del bar (?). No se a que hora nos dormimos pero en un momento escuché sonar el timbre de casa. Miré el reloj, eran las 11 am recién. Estaba nubladísimo. Me extrañé, parecía que había dormido profundamente por una eternidad. Me extrañé más porque estábamos solas y no esperábamos a nadie. Traté de hacerme la dormida para no salir a ver quién era. Al otro lado de la cama matrimonial, Almendra trataba de hacer lo mismo. Los ronquidos (no fingidos) del resto se escuchaban por toda la casa. Nos resignamos y bajamos las dos. Con cierto miedo caminamos hasta el portón del garage en pantuflas, con el maquillaje viejo y el pelo inexplicable. Preguntamos quién era, y al escuchar la respuesta abrimos sorprendidas. En la puerta, recién llegado de Bs As, ramo de rosas en mano, el reciente ex novio de una de nosotras, de una de nuestro dorado club. Una de las que roncaba arriba, claro.

No eran tiempos duros para el romanticismo.